Este entusiasmo popular se potenció gracias al factor local, ya que la categoría llegaba a su definición con el mendocino Julián Santero consagrado como campeón.
Al departamento de San Martín llegaron fanáticos desde provincias y países vecinos como San Luis y San Juan, además de San Rafael, Córdoba, Chile, Uruguay y Brasil.
El impacto del espectáculo trascendió lo deportivo, generando un movimiento turístico significativo en la provincia. Con asistentes de todo el país, la plaza hotelera de la región colapsó, registrando el 100% de su capacidad ocupada. La confirmación oficial de 20.000 espectadores consolida a San Martín como un polo automovilístico de alto impacto y deja un legado para futuras ediciones.